AGENDA CULTURAL CRISTINA FALERONI.-
Carlos Gigena Seeber
Objetos en la memoria.
15/10/2015 - 03/11/2015
Galería de Arte del Espacio Cultural "Paseo del Buen Pastor".
Av. Hipólito Yrigoyen 325 Córdoba (5000)
República Argentina
Inauguración: 15 de octubre, 19.30 hs.
Horarios: todos los días de 10 a 21 hs.
Curador: Miguel Angel Giovanetti
Gigena Seeber nos ofrece una nueva serie de pinturas a partir de cosas que pueblan su casa, objetos que ha juntado a lo largo del tiempo. Objetos personales.
No es nuevo en él el uso de objetos pero notamos aquí algún giro con respecto a trabajos anteriores.
Lo que se propone acá no es la mera descripción plástica del objeto-cosa sino una transmutación en el sentido. En aquello que ese objeto tiene para ser resguardado en una colección. Porque lo que se guarda cuando se colecciona no es una serie de objetos sino los rastros de un camino laberíntico donde cada uno se busca a sí mismo en preguntas esenciales. Esos objetos terminan marcando o enmarcando una búsqueda de sentido.
Martin Heidegger, en El Origen de la Obra de Arte (1) reflexiona sobre la diferencia entre un objeto y una obra de arte dándole al objeto la condición de ser de confianza. Esto es, que cualquier objeto desaparece en su presencia detrás de su utilidad. No notamos a la cosa en sí, sino que está a mano para ser usada. En cambio en la obra de arte la cosa no se presenta en su utilidad sino que en relación a un mundo interior humano que puede reflexionar a partir de ese encuentro.
Esta visualización de la cosa fuera de su utilidad la hace perceptible independientemente de su función estableciendo un vínculo subjetivo con el que la observa o la guarda.
Las distintas operaciones plásticas generadas por Carlos Gigena Seeber dan cuenta de ese recorrido reflexivo y a la vez de una práctica pictórica que se acciona reflexiva en su propio hacer ya que el artista no plantea de antemano la idea a la que se llega sino que se llega a ella por el ejercicio de pintar. Como en un diálogo profundo entre la huella y el hombre.
La primer operación está destinada a aislar al objeto-cosa de su utilidad. La repetición, rotación y fragmentación de cada objeto elegido nos da cierta información y esconde a la vez otros datos que empujan a la pieza pintada a una zona de misterio.
La fragmentación impulsa la interpretación de la cosa no dada plenamente, alude a la memoria que nos trae retazos de lo vivido obligando a la reconstrucción de un recuerdo no necesariamente completo.
La repetición presenta al objeto en variaciones de color o de valor que llaman a detenerse en la contemplación combinándose con la acción de rotarlo. El objeto es observado reiteradas veces, cada una aporta algo, va completando la idea que vuelve sobre sí misma señalando detalles, completándose en la suma de las partes y permaneciendo en su enigma.
En el mismo sentido una serie de óvalos producen un señalamiento de la cosa y en algunos casos obturan la posibilidad del señalamiento cuando se transforman en planos de color. Este juego binario establece otra vez la relación con la memoria en la relación ocultar-mostrar.
Ahora bien, el objeto no se da solo sino que forma una trama con otros elementos del cuadro, una serie de volutas o motivos vegetales se despliegan en función de los límites de la tela a tal punto que en casi todos los casos se ordenan paralelos a los bordes reforzando la idea de plano, de espacio recortado donde sucede la presentación de los elementos de la composición.
Estas tramas dialogan con los objetos o se entremezclan a veces destacándolos a veces ocultándolos y llevándolos al espacio en un torbellino como si pudieran girar para ser analizados.
Más allá de todo, el fondo de las obras presenta una situación azarosa que en tono informalista alude a ese fondo nebuloso de la memoria cuando reconstruye vivencias.
Aquí otra clave para penetrar el sentido de estas pinturas: la proyección se realiza sobre ese fondo donde todo se superpone y entremezcla, el orden y la armonía del color impulsan al esfuerzo por reconstruir la forma. Entonces el espectador comienza con su propio ejercicio de memoria reconstruyendo un recuerdo que si bien no es propio se hace propio en la experiencia delante de la obra.
En capas, estas pinturas nos acercan una experiencia fascinante al permitirnos transitar el camino que Gigena nos presenta: memoria, vivencia y emoción se conjugan delante de la vista. A medida que se recorren tanto en su superficie como en su profundidad hallamos también una metáfora de nuestra relación con las cosas en cuanto nos devuelven una imagen de nosotros mismos existiendo en el mundo.
Lic. Luis Espinosa
Carlos Gigena Seeber
Objetos en la memoria.
15/10/2015 - 03/11/2015
Galería de Arte del Espacio Cultural "Paseo del Buen Pastor".
Av. Hipólito Yrigoyen 325 Córdoba (5000)
República Argentina
Inauguración: 15 de octubre, 19.30 hs.
Horarios: todos los días de 10 a 21 hs.
Curador: Miguel Angel Giovanetti
Gigena Seeber nos ofrece una nueva serie de pinturas a partir de cosas que pueblan su casa, objetos que ha juntado a lo largo del tiempo. Objetos personales.
No es nuevo en él el uso de objetos pero notamos aquí algún giro con respecto a trabajos anteriores.
Lo que se propone acá no es la mera descripción plástica del objeto-cosa sino una transmutación en el sentido. En aquello que ese objeto tiene para ser resguardado en una colección. Porque lo que se guarda cuando se colecciona no es una serie de objetos sino los rastros de un camino laberíntico donde cada uno se busca a sí mismo en preguntas esenciales. Esos objetos terminan marcando o enmarcando una búsqueda de sentido.
Martin Heidegger, en El Origen de la Obra de Arte (1) reflexiona sobre la diferencia entre un objeto y una obra de arte dándole al objeto la condición de ser de confianza. Esto es, que cualquier objeto desaparece en su presencia detrás de su utilidad. No notamos a la cosa en sí, sino que está a mano para ser usada. En cambio en la obra de arte la cosa no se presenta en su utilidad sino que en relación a un mundo interior humano que puede reflexionar a partir de ese encuentro.
Esta visualización de la cosa fuera de su utilidad la hace perceptible independientemente de su función estableciendo un vínculo subjetivo con el que la observa o la guarda.
Las distintas operaciones plásticas generadas por Carlos Gigena Seeber dan cuenta de ese recorrido reflexivo y a la vez de una práctica pictórica que se acciona reflexiva en su propio hacer ya que el artista no plantea de antemano la idea a la que se llega sino que se llega a ella por el ejercicio de pintar. Como en un diálogo profundo entre la huella y el hombre.
La primer operación está destinada a aislar al objeto-cosa de su utilidad. La repetición, rotación y fragmentación de cada objeto elegido nos da cierta información y esconde a la vez otros datos que empujan a la pieza pintada a una zona de misterio.
La fragmentación impulsa la interpretación de la cosa no dada plenamente, alude a la memoria que nos trae retazos de lo vivido obligando a la reconstrucción de un recuerdo no necesariamente completo.
La repetición presenta al objeto en variaciones de color o de valor que llaman a detenerse en la contemplación combinándose con la acción de rotarlo. El objeto es observado reiteradas veces, cada una aporta algo, va completando la idea que vuelve sobre sí misma señalando detalles, completándose en la suma de las partes y permaneciendo en su enigma.
En el mismo sentido una serie de óvalos producen un señalamiento de la cosa y en algunos casos obturan la posibilidad del señalamiento cuando se transforman en planos de color. Este juego binario establece otra vez la relación con la memoria en la relación ocultar-mostrar.
Ahora bien, el objeto no se da solo sino que forma una trama con otros elementos del cuadro, una serie de volutas o motivos vegetales se despliegan en función de los límites de la tela a tal punto que en casi todos los casos se ordenan paralelos a los bordes reforzando la idea de plano, de espacio recortado donde sucede la presentación de los elementos de la composición.
Estas tramas dialogan con los objetos o se entremezclan a veces destacándolos a veces ocultándolos y llevándolos al espacio en un torbellino como si pudieran girar para ser analizados.
Más allá de todo, el fondo de las obras presenta una situación azarosa que en tono informalista alude a ese fondo nebuloso de la memoria cuando reconstruye vivencias.
Aquí otra clave para penetrar el sentido de estas pinturas: la proyección se realiza sobre ese fondo donde todo se superpone y entremezcla, el orden y la armonía del color impulsan al esfuerzo por reconstruir la forma. Entonces el espectador comienza con su propio ejercicio de memoria reconstruyendo un recuerdo que si bien no es propio se hace propio en la experiencia delante de la obra.
En capas, estas pinturas nos acercan una experiencia fascinante al permitirnos transitar el camino que Gigena nos presenta: memoria, vivencia y emoción se conjugan delante de la vista. A medida que se recorren tanto en su superficie como en su profundidad hallamos también una metáfora de nuestra relación con las cosas en cuanto nos devuelven una imagen de nosotros mismos existiendo en el mundo.
Lic. Luis Espinosa
No hay comentarios:
Publicar un comentario
AGENDA CULTURAL FALERONI.-. Este es su espacio. Deja tu mensaje, tu aporte es muy valioso. Muchas gracias.